Mejor cuando es valiente by Jay Crownover

autor:Jay Crownover
La lengua: spa
Format: epub
editor: HarperCollins Ibérica, S.A.
publicado: 2016-08-10T00:00:00+00:00

Capítulo 11

Reeve

Algo tangible había cambiado entre nosotros mientras circulábamos a toda velocidad en su coche. Iba más allá del sexo. Iba más allá de desear lo que no debíamos desear. Ahora habíamos aceptado que no éramos 'él' y 'yo', éramos 'nosotros', fuese eso algo bueno o malo. Al fin estábamos juntos en esto sin importar cuál fuera el resultado. Éramos un equipo.

El motor rugía en mis oídos, al igual que la certeza de que cualquier trato que tuviera con los federales se había esfumado, teniendo en cuenta que iban a cerrar el caso de Novak y ya no me necesitaban. Titus me lo explicó en toda su crudeza y yo sabía bien que eso significaba que podría ir a la cárcel si no lograba ayudarle a cazar a Conner. A mí ya me habían utilizado y ya no les servía de nada, al menos para el caso de Novak. Los federales pensaban lo mismo que Titus. Conner iría a por mí y esa sería la única oportunidad de atraparlo. Yo no tenía intención de dejar que Conner se fuese sin una bala en la cabeza, y eso significaba que arruinaría mis posibilidades de salir de aquella situación sin acabar en una celda.

No le dije nada a Titus mientras él intentaba decirme que todo saldría bien cuando encerrara a Conner. Intentaba decirme que era yo la que estaba arriesgando el cuello e incluso los federales tendrían que reconocer que era una cuestión de dar y recibir. Yo murmuré una respuesta no comprometedora y pensé en la pistola que iba guardada en el bolso a mis pies. Todo era una cuestión de dar y recibir y, cuando hubiera terminado de recibir, llegaría el momento de renunciar a algo. Si ese algo tenía que ser mi libertad, que así fuera. Era un precio que estaba dispuesta a pagar después de enmendar mis errores.

Cuando llegamos al hospital, pensé que nos iríamos cada uno por nuestro lado, puesto que Bax seguía en cuidados intensivos y Keelyn se encontraba en recuperación en otra planta, pero sorprendentemente Titus quiso que fuera con él a la habitación de su hermano. Yo vacilé, porque sabía que Dovie y Race estarían por allí y no quería ningún enfrentamiento. Al fin y al cabo, antes de acostarme con Titus, me acostaba con Conner, y Conner era la razón por la que Bax había estado a punto de morir. Si la situación hubiese sido al revés, yo habría tenido mucho que decir al respecto. Sin embargo, cuando Titus me agarró de la mano y tiró de mí, mientras nuestros zapatos rechinaban sobre el suelo de linóleo, no encontré las palabras necesarias para oponerme, así que lo seguí en silencio.

Fue fácil localizar la habitación de Bax. Había dos agentes de policía armados en la puerta y una pelirroja alterada que daba vueltas de un lado a otro. Dovie parecía agotada. Tenía bolsas bajo los ojos y la cara roja. Estaba hecha un desastre cuando nos acercamos a ella.

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